jueves, 21 de agosto de 2008

Recuerdos de mi Niñez, (2º parte)


Como iba diciendo en el día de ayer, había otros recuerdos muy gratificantes, sobre todo cuando iba a la escuela, que en aquellos años teníamos muy poquitos profesores, uno o dos como mas, y para mucho tiempo, su nombre D.Francisco Cañada, que por cierto entre los varios hijos que tenia, uno de ellos, estaba en nuestra clase, padecía un defectos de enanismo, con una cabeza enorme para su edad, se llamaba Ramón. Le hacíamos cada broma que era la leche, pero en plan amigo, nada que ver con su condición, yo tenía por compañeros inestimables a mi amigo Andrés del castillos y a Vicente Cañizares creo que era el apellido, los tres hacíamos cada teatro que era fácil irse a la pizarra en burro o al pasillo a reírnos más, nos contagiábamos de risas que no parábamos, parodiábamos a los profesores de tal forma que hasta los compañeros de adentro reía a carcajadas a troche y moche, no veas las campanillas que no delataban , y nuestros ojos enrojecidos del esfuerzo de la risa, una vez no toco al director de la escuela cuyo nombre eras D.Andres Tito, un hombre bonachón y grande pero que con mala pata y dura cerviz, nos puso a la mas mínimas al pasillo, castigado y sin clase, pero eso no , nos importaba, mas lo parodiábamos, y más nos reímos, se percato que era la causa el mismo. No insto a hacerlo delante de él. Os imagináis a los tres mas quietos que una estatua, y el sin inmutarse no dijo que si no lo hacíamos de nuevo no mandaría a la calles y con un papelito a nuestros papa, empezó a mover la boca y las cejas pero a velocidad lenta, aquello era cine cómico , y un gran estruendo se lio de risotadas pero desde dentro de la escuela, y nosotros mudos, y con sudores de mil demonios, el diré no miraba que parecía fusilarnos a los tres, el muy vil , nos dijo que no está nada mal para hacernos de payasos para circo o alguna función teatral de clase. Mas risas de fondo…JUUUUAUAAAUUUJJJAJAJAJ.
Otra anécdota era el sudicho ramón, hijo del profesor antes citado.
Suspendió una asignatura , que era la que impartía su padre, lo llamo él, delante de toda la clase, se temía lo peor, que no sé si por defenderse o por instinto echo mano de sus cortas manos y la puso detrás de su trasero, toda la clase vimos su semblante serio y su manos atrás cubriendo su trasero, le pregunto su padre por la causa de ese suspenso, que si no había estudiado, que si solo sabia jugar al futbol, se levanto de la mesa y el muy fiera le atizo con una palmeta de goma , otra veces era de madera que rompió el aire con un sonido que corto la respiración a mas de uno.zas,,,zappp. Varias veces, le dijo que luego le daría otra lección en casa, se sabía que no era cosa de pegarle allí delante de todos, ante te daban cada hostia, o palmetazo o patada en el culo, otras veces te tiraba de la mirilla de los laterales del pelo, que te arrancaba alguno de ellos.
Ramón con las manos aun detrás de su trasero, además de ser buen chico, era muy fanfarrón y muy dado a la teatralidad, le pregunto un compañero en dirección a su asiento que eso has tenido que doler lo suyo, el muy seria y tembloroso dijo que no, aunque hablo despacio y bajo su padre lo escucho perfectamente, no me ha hecho daño, y no me duele. D. francisco se levanto de su asiento y se quito el cinturón negro enorme que parecía una serpiente encantada, ramón se temió lo peor, y salió a correr en dirección a la calle, ahora sí que lloraba estruendosamente y todos viendo el espectáculo, serios, pero riéndonos a carcajadas esas ocurrencias, que tiempos de infancia.
Las clases eran de tipo repetitivo, los libros traía una especie de esquema que era lo que teníamos que aprender como loros de corrillos como si fuera el padre nuestro. Algunos lo hacía a tal velocidad que era imposible saber si lo sabia o solo hablaba un lenguaje difícil de entender, lo que no lo aprendía el profesor de turno no castigaba con copiar el resume 30, 50 o 200 veces, tarea repetitiva y cansina que acababa con las ganas de hacer otras cosas que no sea aprenderse la lección, gastábamos mucho lápiz, bolis y papel, hasta que empecemos a disminuir la letra tan pequeña que 20 veces cogía en un solo folio, parecía miniaturas, empequeñeciendo la letra, ya casi imposible de leer, eso no le gustaba al profesor, volvía a enviártelo de nuevo a repetir, desde aquellas ocasión, me esforcé a aprender los temas, so pena de no volver a copiar más veces los resúmenes, no sabía aprender , ni menos memorizar, hasta que descubrir técnicas de similitudes , que me valió el invento para no copiar nunca más los temas, empecé a subir grados y estudios, deje de estar en la cola de los alumnos aplicados. Qué forma tan rudimentaria de aprendizaje, pero merecía la pena hacer imposiciones con tal de que no, nos castigase mas.

A medida que íbamos a los cursos más mayores, empezaron otras asignaturas desconocidas e interesantes, entre ellas los idiomas, no trababa la lengua con las pronunciación , primeros cursos fueron el Francés, de un profesor Local, y luego el Ingles, cuando aun no teníamos muy dominado el idioma, vuelta a empezar, y mezclaba las palabras de francés con el ingles, menos mas que la profesora también sabia francés y sabia el problema que teníamos con los dobles lenguajes y líos idiomáticos, qué líos me ponía yo solito, que parecía crucigramas en vez de textos a traducir, rellenando los huecos con las palabras que creíamos saber, aprobaba siempre por los pelos, y con un galimatías de palabra inglesas , francesas y otras que ni yo mismo sabía que significaba. Vaya manera de aprender idiomas.
Las clases de religión era un placer de oídos y emociones, estaba acostumbrado a escuchar misa, obligado por supuesto, mi padre era muy amigo del cura, de un señorito y varios maestros, estos se reunía muchas veces en mi casa a rezar y a parlamentar la biblia como hace los testigos de Jehová hoy en día, se tiraba tandas de hasta 8 horas seguidas, a mi me obligaba a escuchar, si entender ni papa., así durante mucho tiempo, luego la clase de religión me resultaba familiar, tenia metido en la mollera esas cosas de la religión , de ser bueno, y educado, que me marcaron mucho y aprendí poco. Religión por Obligación, nunca, eso me reveló a conocer otras alternativas, por cierto conocí a los evangelista cerca de mi casa, la impartía un montón de gitanos, al menos cantaban bien y me gustaba aquello, pero a mi padre no, un día me agarro del pescuezo y me saco de allí, como si fuese un pollo, nunca más fui por allí. Que dureza y obligaciones contraía con las religiones.
Las clase que mas disfrutaba era la que trataba de ciencia naturales, de los ríos, montañas y esas cosas, con mi manía de leer los tebeos de aventuras y el resto de mi imaginación volaba por esos ríos, esos colores de los libros que no tenia dificultad de aprender todos los ríos de España, todas las montañas y un montón de cosas. Que clase mas amenas, y el profesor por cierto era D.Blas.seria capaz de visualizar una sola vez el temario y repetirlo todo, que firmeza estuve con esas clases.
Todos sabemos que durante la etapa escolar, se pasa mucho tiempo encerrado entre salas grandes, libros y lápices, haciendo miles de cosas entretenidas, entre ellas las manualidades, que usábamos pegamento, que olía a pólvora mojada, papeles de colores y hasta los palillo de dientes para hacer sostificados ejemplos de manualidades, castillos de papel, montaña de barro, aquello era el delirio de todos. Eso sí, no poníamos hasta las cejas de mie… de tantos materiales sin control, allí sí que hacía falta mucha Ariel para limpiar aquello. Que alegrías embargaba nuestros corazones,
No íbamos haciendo más adultos, empezamos a notarnos más hombres, porque no salía barbilla, y nuestra voz se hacía más gruesa y varonil, y a las niñas le veíamos esa tetillas de puntillas que a más de uno le hacía imaginas cosas extrañas, empezaron a correr temas como el sexo, pornografía, reglas, y todo el mundo de la sexualidad con mucho miedo, no se aprendía en la escuela, sino en la calle, de algún enteradillo mas adelantado a nosotros. Nos fijábamos más en la tetas de nuestras profesoras, y se encendía nuestros instintos. La pubertad estaba a la puerta de nuestra final carrera de la niñez, empecemos a ser hombre –niños.
Estábamos dejando atrás a nuestra niñez, pero yo el recuerdo todo, y muchas anécdotas escondidas en el disco duro de la memoria de mi cabeza que con solo intentar evocar aquellos, parezco que vuelvo a vivirlo de nuevo.
Son tantas las historias de mi niñez necesitaría un buen libro gordo para narrarlas, los acontecimientos que ocurrieron en aquellos días, era un ambiente real y muy bonito.

Autor: Gregorio Rodriguez Garcia
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